No os voy a engañar, me gustan las comedias románticas, sí lo admito. Ya sé, estaréis pensando “esas pelis predecibles y noñas?”. Afortunadamente no, me gustan las buenas, las que aportan algo, aquellas que indagan en un tema manido y logran engancharnos a los sentimientos de los protagonistas. La pena es que escasean, poruque Hollywood ha optado por la vertiente facilota y vacía.
Hace meses leí sobre (500) días juntos ((500) days of Summer), comentaban que estaba siendo una revolución, una comedia romántica diferente, con gancho y que estaba conquistando al otro lado del Atlántico, así que la señalé en mi agenda.
Tiempo después llegó a la cartelera para contarnos una historia sencilla, la de Tom, un joven que se enamora de Summer, su compañera de trabajo, una encantadora y bella princesa por la que queda prendado desde el primer día. Nada realmente nuevo.
Lo que puede parecer un guión típico, sin embargo, va mucho más allá. Profundiza en el personaje de Tom, con el que rápidamente nos identificamos, pero sobre todo nos enseña momentos tan cercanos como habituales de las historias de amor, esos en los que todo es perfecto o en los que el mundo parece hundirse.
Esa partitura es recogida por el debutante Marc Webb, quien opta por un montaje no lineal, con continuos saltos, con los que consigue explorar los 500 días de relación de los dos protagonistas. Una decisión a la que acompaña un relato vivaz e intenso, que evita pérdidas de ritmo entre tanto cambio. Uno de los medios que utiliza y de forma magistral para engancharnos es la banda sonora, imponente, introducida de forma sutil y acertada, sin cansar, y que tiene su punto álgido en la escena de Tom en pleno éxtasis de amor.
Y es que Tom es el auténtico protagonista de la película, y Joseph Gordon-Levitt el encargado de componer un personaje entrañable, tierno y pasional… Magnífico! A su lado la polifacética Zooey Deschanel (hermana de Emily, protagonista de Bones), que está espléndida en la composición de Summer, una joven divertida y guapa, al tiempo que con un punto enigmático.
En definitiva, una película independiente americana de poco presupuesto le saca los colores a Hollywood (como ya hiciera por ejemplo Juno en su momento) y se erige en la comedia romántica (sin serlo) del año, de largo. Con dos protagonistas de lujo, un gran guión, una potente banda sonora y un montaje trepidante y no lineal, nos adentra en la historia de Tom y Summer, retratando a la perfección los diferentes estados de ánimo a lo largo de su relación. Imprescindible para los amantes del género!!
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