Ayer acabamos de ver una de esas series que se califican como míticas y que realmente constituyeron un hito de la televisión, de esas que alcanzaron una gran repercusión, Sex in the City... La serie que descubrió al mundo el estilo de vida neoyorquino, que habló libre y libremente de sexo, que encumbró a Manolo Blahnik (y sus zapatos), y que convirtió en estrella mediática a Sarah Jessica Parker... Muchas cosas para una única serie... Sus diálogos descarados sorprendían tanto como entretenían... Un producto diferente... una oda a la amistad femenina... y pura exaltación de la moda de alta costura...
La sexta y última temporada nos muestra la evolución de las cuatro protagonistas, más asentadas y cada vez más cerca de su buscado hombre... Consecuencia de ello es que el nivel de atrevimiento se rebaja y queda representado básicamente por Samantha... La verdad es que tres de las historias están bien llevadas y poco a poco conducen al esperado final... Sin embargo, el reto de terminar la búsqueda de amor para la icónica Carrie fracasa algo estrepitosamente... saca a la luz una de las pocas debilidades de la serie, la de acabar de forma abrupta y sin sentido las relaciones... Un ruso (gran Barishnikov), París de por medio y Nueva York daban para un apoteósico final que no llega y queda más bien tibio... una pena...
Los dos capítulos finales a modo de homenaje sí que rinden el correcto tributo a una serie inolvidable por muchos motivos.... Larga vida a Sexo en Nueva York... Ahora veremos la película, a ver qué tal la continuación...
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