El director de El último rey de Escocia, Kevin McDonald, continúa su buena racha con La sombra del poder. Un intenso thriller sobre asesinatos, tramas ocultas, poderosas empresas y políticos de alto rango. McDonald se empeña en revitalizar un género agotado por Hollywood y para ello se aferra a un buen ritmo, un sólido argumento y un pedazo de actor en estado de gracia, Russell Crowe.
Lo peor sin duda es que no hay nada nuevo, estamos ante el enésimo político oscuro, ante otro periodista obcecado en la verdad. Un tema tan trillado que ya no apasiona.
Lo mejor que el resultado es un buen film, entretenido y que explota las facultades del enorme Russell Crowe, que está simplemente pletórico. Junto a él, un excelente reparto encabezado por Rachel McAdams, Helen Mirren y la siempre perfecta y bella, Robin Wright. La decepción una vez más corre a cargo de Ben Affleck, desdibujado como de costumbre, y que pierde una buena oportunidad para enderezar su carrera.
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