Al igual que hice el año pasado
tras las vacaciones en Cádiz, un pequeño resumen de las vacaciones gastronómicas, esta vez por Vigo y alrededores.
La alta carga de trabajo del mes de junio me impidió preparar adecuadamente el viaje, y en concreto, los retaurantes a visitar, pero afortunadamente mediante la blackberry en varias ocasiones pude acceder a 11870, y gracias a las opiniones de sus usuarios encontrar buenos sitios donde comer.
En Bueu, visitamos El Pescador, uno de los dos restaurantes, junto con Loureiro, de mención de este pequeño pueblo cercano a Vigo. Comimos bien y a un precio muy razonable. Lo mejor, el descubrimiento del pulpo al ajillo con langostinos. Lo peor, la ración de rodaballo, estaba fresca pero era pequeña y con muchas espinas.
En Pontevedra, después de una agradable ruta por el casco histórico comimos genial de tapas (lo típico de la ciudad) en Rianxo, local popular donde nos encantó todo pero destacaría los calamares rebozados.
En Sanxenxo, finalmente no fuimos a La taberna de Rotilio (el restaurante tradicionalmente más conocido de la zona), demasiados comentarios acerca de la decadencia de cocina. Optamos por Carmen, en el que cenamos bien aunque con una calidad precio algo descompensada, y por A Goleta, más compensado y de donde recordaré el arroz con vieiras.
En el mismo Vigo, visitamos Casa Marco, un restaurante donde acuden asiduamente vigueses, con buena calidad precio. A tener en cuenta el bombón de solomillo de ternera. Y además, Maruja limón, conocido restaurante que apuesta en cierta medida por una cocina de autor. La vieira con tocino de cerdo, muy recomendable, las carnes a buen nivel.
En Poio, muy cerquita de Vigo, comimos en Solla, el que algunos califican como el mejor restaurante de Galicia. La verdad es que nos encantó el local y también la propuesta gastronómica. Cocina moderna de autor que nos dejó detalles como los langostinos dos cocciones, la lubina, el queso del país con membrillo,... Eso sí aquí el precio es una cuestión a tener en cuenta.
Para finalizar, el otro gran descubrimiento gastronómico de las vacaciones, un restaurante más al uso (respecto a Solla) en el que todo estuvo a gran nivel. Para recordar, las navajas de la playa de la lanzada, el rape y la palometa a la brasa (se saltan las lágrimas) y la tarta de queso, increíble. Acompañamos con una albariño Zárate a la altura del resto de la comida.
Resumen, Solla y D’Berto van directos a mi selección de restaurantes favoritos.
Imagen de D'Berto.