Terminada de ver la sexta temporada de Bones, con sensaciones agridulces...
En general se puede decir que esta nueva entrega de Bones ha estado por debajo del nivel esperado en base a anteriores experiencias. Una serie procedimental como ésta, con el paso de las temporadas corre el riesgo de caer en la rutina mientras que en paralelo le resulta difícil salir de su esquema sin perder su propia identidad. De esto ya he hablado también al comentar sobre House.
Este razonamiento convierte en todavía más relevante el papel en este tipo de series de las historias de fondo tanto de protagonistas como de secundarios, especialmente las de éstos, más fáciles de variar por diversos motivos: su número es mayor que el de los roles principales, pueden someterse a una aceptable rotación que traiga aires y temáticas nuevas sin a afectar al núcleo de las serie,...
Y éste ha sido el problema de Bones durante la recién acabada temporada. La habitual contribución de Hodgins, Sweets o Ángela, esta vez ha sido muy poco relevante, el tema del embarazo no ha sido atractivo y poco nuevo hemos sabido del joven psicólogo o de Camille (salvo su fugaz novio). La rotación de ayudantes ya no ha sido novedad. El resultado ha sido una mayor atención hacia un duo protagonista, del que ya sabemos bastante. Ni siquiera la aparición del instructor de Booth ni de su novia en algunos capítulos han aportado valor.
Las buenas noticias han llegado con los dos últimos capítulos, en los que por momentos hemos vuelto a ver crecer la intensidad, los casos han pasado aun segundo plano y el interés a vuelto a las vidas de Brennan y compañía. Además han quedado planteadas novedades para la séptima entrega que nos hacen tener esperanzas de un mejor nivel, veremos si se cumplen las expectativas...
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