El reivindicativo director Oliver Stone, aprovecha uno de sus míticos films, Wall Street, para construir una secuela cuyo único fin es lanzar una crítica feroz a la crisis actual y en concreto al mundo financiero en EEUU origen de ésta.
Quizás obsesionado con este objetivo, Stone se centra en las escenas que recrean el auge del desplome de Wall Street, consiguiendo un notable resultado ya que transmite intensas sensaciones sobre lo ocurrido esos aciagos días.
La lástima es que tanto esfuerzo en el inicio, desaparece el resto del film, un Stone desinteresado, inmerso en el trámite de acabar una película de la que ya ha contado todo lo que realmente quería, desarrolla un guión vacío e inconsistente.
Shiah Lebeouf confirma que sigue sin estar a la altura de los films que protagoniza, su escasa química con Carey Mulligan, que no puede hacer nada ante un papel tremendamente menor, termina por hundir una película prescindible tras su primera media hora.
Impropia secuela del mítico Wall Street que nos acerca una vez más a la peor versión de un Oliver Stone descompensado, incapaz de rememorar viejas glorias. Recomendable primera parte para aquellos que gusten de los ambientes financieros y del momento de la crisis del 2008.
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