El ocaso del cine y el auge de las series es cada vez más evidente. En buena parte gracias a la decidida apuesta de HBO, canal norteamericano responsable de productos ya míticos como Sexo en Nueva York y Los Soprano, otros quizás menos conocidos en España pero de alta repercusión al otro lado del Atlántico (A dos metro bajo tierra) y éxitos recientes como True Blood.
El éxito y prestigio de la HBO es tal que sus apuestas son cada vez más arriesgadas como muestra del consolidación de su modelo de series de calidad. Así en 2010 vieron la luz dos enormes proyectos, Boardwalk Empire (sobre la que ya he mostrado mi satisfacción recientemente) y Juego de tronos. Ésta última es la adaptación para la televisión de la afamada y premiada serie de novelas Canción de hielo y fuego de George R.R. Martin.
En Wikipedia podemos leer sobre las novelas este acertado comentario:
“Si bien la serie se sitúa en un mundo ficticio y Martin ha citado a J. R. R. Tolkien, Jack Vance y a Tad Williams, como sus influencias, la serie difiere de los trabajos de estos autores en el hecho de que se interesa y utiliza más los elementos realistas que los fantásticos. Mientras Tolkien se inspiraba en la mitología, Canción de hielo y fuego se inspira en la historia medieval, especialmente en la Guerra de las Dos Rosas. Asimismo, la serie se considera una de las obras más innovadoras del género, debido al gran número y la complejidad de sus personajes, lo intrincado de las tramas políticas, y su falta de censura en temas de violencia, sexo o incluso al abordar tabúes como el incesto.”
En efecto, eran normales las dudas sobre la posibilidad de plasmar el mundo creado por Martin en imágenes dada su complejidad y la gran cantidad de personajes e historias que en él confluyen. Martin sólo accedió cuando tras el proyecto se encontraba la HBO. De hecho, son varios los episodios los que la serie necesita para coger ritmo y realmente entretenernos. Mientras Boardwalk Empire, una serie también nada sencilla, necesitó el piloto como paso previo para encontrar el camino, aquí son hasta 4 los precisos para describirnos todo el mundo de Juego de tronos.
Es a partir de entonces, el quinto episodio, cuando por fin, podemos comenzar a disfrutar de todo el universo de Martin. La buena noticia es que hay material para rato, 5 novelas publicadas y dos más planeadas. El final de la T1 nos deja claro que la historia acaba de empezar...
Poderosa producción, en la que no faltan medios ni localizaciones, que cuenta además con un rasgo común en productos televisos recientes y de sonado éxito como Roma, una visión cruda y realista que tiene sitio para escenas de sexo y violencia con cierta frecuencia.
En cuanto al amplio reparto, sorprende de nuevo la capacidad de la industria americana para regenerarse con multitud de caras desconocidas, al menos para el público foráneo. Destaca sobre el resto Sean Bean, secundario en multitud de películas y normalmente como “el malo”, que aquí encuentra su lugar y engrandece la figura honorable de Ned Stark.
En definitiva, que tras un comienzo, sosegado y descriptivo, incluso con algunas escenas inconexas, la serie encuentra su ritmo y nos acaba de enganchar completamente con el final apabullante del noveno episodio. Así que esperando estamos la T2...
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