La primera temporada, irregular aunque correcta, dejaba entrever una serie con potencial pero que necesitaba mas trabajo para pulir el resultado. Los datos de audiencia tampoco fueron todo lo buenos que se podía esperar... Además esta primera entrega fue extrañamente corta, tan solo 13 episodios.
Había por tanto expectativas cruzadas con respecto a la T2.
Una vez vista las sensaciones son positivas, consolidación de los mejores aspectos... Narración mas fluida, mas emociones, humor mas trabajado,... Todo en base al día a día de la familia Braverman.
Las comparaciones son peligrosas ya que su referente, Cinco hermanos, marcó un nivel en sus primeras temporadas muy alto. Parenthood se acerca a él en varios momentos de la T2, y para mayor mérito lo hace marcando su propio camino, desarrollando su personalidad.
Así, lejos de la vida elegante y melodramática de Cinco hermanos, que trasladaba al espectador a un mundo idílico al tiempo que altamente emocional, Parenthood apuesta por una visión mas realista y cercana en la que juega un papel fundamental la educación de los hijos. El amplio elenco le permite mostrarnos diferentes aspectos, desde el enfoque adolescente hasta el especial inherente a un niño con Asperger, confiriendo a esta vertiente en una de las más destacables de la serie.
El reparto mantiene el buen tono general, con Peter Krause como baluarte y Dax Shepard principal valor emergente.
En definitiva, la segunda temporada de Parenthood, en sus 22 capítulos, demuestra una clara consolidación, una evolución que perfecciona irregularidades y explota bondades, afianzándola en su rol de dramedia familiar del momento. Quedamos a la espera de la T3.
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