martes, 12 de enero de 2010

Avatar by James Cameron, un nuevo y espléndido tipo de cine

Muchos hemos esperado los fans de James Cameron para poder tener en cartelera su nuevo proyecto, Avatar. Tras los rutilantes éxitos de Terminador 2 y Titanic, las esperanzas depositadas eran muy grandes, algo que en ocasiones se convierte en un lastre pues las críticas de los decepcionados se vuelven feroces.



Cameron se embarca en contarnos la historia de un planeta explotado por los humanos, debido a la existencia de un mineral muy cotizado, y donde luchan tanto con las fieras como con las tribus que lo habitan. Paralelamente tratan de conciliarse con los indígenas gracias a un programa experimental que permite a un humano controlar mentalmente unos indígenas creados para tal efecto.


Nada original, predecible,… son los calificativos recibidos por este guión que efectivamente poco tiene de nuevo pero que se muestra, a mi entender, por encima de otros vistos durante el año en este tipo de blockbusters.


La diferencia, sin embargo, estriba en que aquí el director sabe exprimirlo y ponerlo al servicio de un montaje vibrante y lleno de ritmo. Cameron sabe tomarse el tiempo necesario para que conozcamos y nos identifiquemos con los personajes antes de entrar en la vorágine estética y de acción.


Y es que sí, Avatar supone un antes y un después en el cine. La libertad que supone situar la película en un imaginario planeta proporciona a Cameron el espacio ideal para deslumbrarnos con un espectáculo visual sin precedentes. Poderosa e inesperada manifestación del color, fuerte apuesta estética.



Respecto al debate establecido en el 3D, mi impresión es que sí, el film se puede ver sin 3D sin perder su esencia, pero las tres dimensiones le aportan un factor adicional al que no hay por qué renunciar. Si bien Avatar revoluciona el cine conocido por otras cosas, el tema 3D sólo abre el camino para lo mucho que ha de venir…


La recreación del planeta es espectacular pero no lo es menos la caracterización de los personajes, sencillamente fabulosa. Tomando como base el rostro de los actores se crean unos indígenas revolucionarios. Sam Worthington aporta carácter a su actuación cumpliendo a buen nivel pero es Zoe Saldaña la que sorprende y se convierte en auténtica estrella de film con un registro excelente.



En resumen, Avatar no es perfecta debido a un guión limitado pero sí es una gran película. James Cameron cambia nuestra idea del género y nos enseña un nuevo estilo de cine, virtual y poderosamente estético. No se conforma con eso y además demuestra sus dotes en la dirección con un montaje que atrapa y deslumbra con sus increíbles escenas de acción y su tecnología.




La audiencia está respaldando las buenas sensaciones ya que la recaudación sigue subiendo de forma imparable camino de alcanzar a la ya mítica Titanic.


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