Daniel Sánchez Arévalo sorprendió a propios y extraños con su notable y personal azuloscurocasinegro, recogiendo una larga lista de alabanzas y buenas críticas. Crédito con el que se lanzó a su segundo film, Gordos.
Gordos se adentra en un grupo de terapia para adelgazar y nos cuenta la vida de cada uno de sus componentes, las circunstancias que rodean la gordura de cada uno de ellos.
Sánchez Arévalo no pierde sus señas de identidad, su personal manera de rodar, compleja y con un punto desconcertante. Sin embargo se enreda al afrontar el argumento de la película. Las historias no resultan creíbles ni cercanas, es más, tienen ciertos toques esperpénticos que acaban por desconectarnos. Fracasa al describirnos los personajes, a los que no entendemos, no nos emocionan.
El reparto, coral, sostiene en parte el resultado, con mención especial para Raúl Arévalo y sobre todo Verónica Sánchez, a quien por primera vez le aprecio dotes interpretativas relevantes.
En definitiva Gordos supone un paso atrás en la carrera de Sánchez Arévalo, un film irregular lejos del nivel de azuloscurocasinegro. Suspende en su faceta de guionista al firmar un relato bastante flojo cuyo tema principal podría haber dado para más, lastrando el resultado global de la película. Al menos aprueba en su faceta de dirección dejando muestras de un estilo propio, marcado y prometedor. A ver si hay más suerte a la próxima.
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