A través de 11870 localicé recientemente el restaurante Quintana 30 y, aprovechando la celebración de mi cumpleaños decidí visitarlo. Ubicado junto a Pintor Rosales, el local es discreto, impresión que se confirma al entrar. La decoración es sobria y con claros tintes clásicos, de restaurante elegante de los de antes, con ciertos toques de modernidad. El salón alargado se divide en tres zonas, la tercera de ellas, al fondo, separada completamente para los fumadores.
El aperitivo de chistorra ya prometía… y las expectativas se fueron confirmando con el entrante de foie, delicioso, y las zamburiñas, muy ricas.
En los segundos optamos por la parrillada de rape y carabinero, bastante buena, y la tajada de rodaballo con salsa se setas y ajetes, muy jugosa.
A los postres, una tarta de manzana brillante y un cremoso de natillas y crema de galleta maría sorprendente.
Todo regado con agua y 2 copas de vino blanco Verdeo, recomendable.
Un total de 86 euros para dos personas. Servicio atento, quizás menos cercano de lo deseable.
En definitiva, excelente materia prima en todos los platos para una cocina tradicional con toques de actualidad. Quintana 30 es por tanto un gran descubrimiento por su comida y su acertada relación calidad precio.
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