Que Clint Eastwood es una de la grandes leyendas vivas del cine nadie lo duda. Que es un director capaz de afrontar diferentes estilos con resultados notables, también es un hecho. Tras el rotundo éxito de Million Dollar Baby, Eastwood se lanzó al ambicioso proyecto compuesto por Banderas de nuestros padres y Cartas desde Iwojima. No llegó a alcanzar la repercusión esperada pero no vaciló en seguir adelante y afrontar la reconstrucción de un hecho histórico nada menos que con Angelina Jolie a la cabeza y consiguiendo la reconciliación con la crítica.
Poco tiempo después nos sorprende con un título de mucho menos alcance, radicalmente distinto. Gran Torino es un drama actual que en tono ligero nos habla de inmigración y de adaptación, de cómo la América tradicional se enfrenta a los nuevos tiempos, tiempos en los que el vecino de al lado puede provenir de cualquier parte del mundo.
Y es que Gran Torino es Walt Kowalsky, un huraño y gruñón americano, excombatiente en Corea y antiguo empleado de Ford. Enfadado con la vida, el día del entierro de su mujer se da cuenta que su barrio ya no es el que era en los viejos tiempos, que ahora lo ocupan en gran parte inmigrantes asiáticos... por los que además siente un rechazo natural pues le recuerdan su pasado en el ejército. Poco a poco sin embargo esta gente le permite redescubrir la ilusión y la amistad.
Con este simple planteamiento Eastwood compone un estupendo producto calificado sin embargo por la crítica de producto menor por la diferencia de pretensiones con sus anteriores trabajos. El público sin embargo avala el resultado convirtiendo Gran Torino en la película más taquillera del otrora protagonista de westerns.
Sorpresa también es ver de nuevo ante las cámaras y no sólo detrás de ellas al propio Eastwood, un pedazo de actor. El que fuera imperturbable pistolero y duro policía es ahora un anciano mordaz y racista al tiempo que tierno y adorable. Lástima que ésta pueda ser su despedida como actor. El resto del elenco, desconocido, simplemente acompaña.
No hay duda de que este es un proyecto pequeño, de pocas pretensiones... sin embargo enmienda defectos pasados, ya que, si algo fallaba en El intercambio era una narración algo distante que impedía sentirse próximo al sufrimiento de la protagonista. Aquí por el contrario Eastwood y su Kowalsky se presentan de forma cercana y humana, conmoviendo al espectador con un personaje entrañable y difícil de olvidar. Una pena perdérsela.
No dejéis de ver los créditos finales y la genial canción de mismo nombre que la película a cargo de Jamie Cullum.
2 comentarios:
Hola!!!
Te diré que antes de ver la película, Clint Eastwood, a mí, ni fu ni fa.
Pero ya me entraron ganas de verla cuando vi el trailer, y luego, cuando fuimos a verla, me sorprendió un montón.
Mi opinión sobre este actor ha cambiado, como se suele decir "practice makes perfect", qué pena que se retire ahora que me empieza a gustar. Una película muy tierna y un peazo de actuación que se sale por todos los lados.
Un abrazo
Ya te digo, pedazo actuación y pedazo película...
Esperemos que Eastwood siga en esto del cine mucho tiempo!!
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