El año pasado allá por abril me encontraba en Barcelona dispuesto a comenzar la despedida de soltero de un buen amigo cuando descubrí El niño 44. Mientras esperábamos al novio en su casa me fijé en el libro que había sobre la mesa del salón. Me llamó la atención, me apunté el nombre en el móvil y decidí indagar... Semanas más tarde le pregunté al ya marido y me lo recomendó encarecidamente. Mis pesquisas, a su vez, corroboraban el consejo. Por entonces no me encontraba en un momento muy lector así que decidí que lo leería más adelante. Los Reyes fueron el momento ideal para pedirlo y las recientes vacaciones la situación propicia para leerlo.
Tom Rob Smith, un joven inglés dedicado a escribir guiones de series de TV debutó como novelista con El niño 44. El libro comienza cuando un agente del Servicio Secreto de la Rusia de Stalin tiene que encubrir una misteriosa muerte de un niño al tiempo que trata de atrapar a un supuesto espía. A partir de ahí de desencadena la trama con el trasfondo de la sociedad comunista de la época.
Ágil, intensa y cautivadora, El niño 44 entretiene y engancha al lector con su narración, bien hilada y hábilmente estructurada. A todo esto se añade el atractivo de degustar la magnífica recreación de la atmósfera opresiva y agobiante de la Rusia de Stalin. Gran trabajo de documentación que se convierte en un lúcido retrato de una sociedad hipotéticamente perfecta pero que se basaba en el castigo, la tortura y el miedo. La presunción de de culpabilidad era el principio vital y el Estado el bien supremo que justificaba cualquier acto.
Tom Rob Smith nos embauca con su excelente recreación de la época al tiempo que nos conduce por los vaivenes de una compleja investigación. Por poner un pero, para mi gusto el desenlace es más flojo que el resto de la novela. En cualquier caso muy recomendable.
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