Uno de los grandes éxitos televisivos de la temporada está siendo Águila Roja. TVE ha conseguido dominar las audiencias de los jueves con esta serie histórica que nos cuenta las desventuras de un héroe enmascarado en la España del siglo XVII.
La primera vez que supe de este proyecto reconozco que me llamó la atención, una propuesta diferente y original, un producto capaz de renovar la oferta televisiva tan escasa de productos de calidad. Posteriormente a través me enteré de que los pases privados no habían causado muy buena impresión, debilitando mis expectativas. Finalmente llegaron las promos finales en TVE, que acabaron por decepcionarme hasta tal punto que ni siquiera vi los primeros capítulos...
Tras el estreno, me llegaron noticias de la buena acogida de audiencia inicial y de su consolidación posterior, por lo que no pude evitar cierta curiosidad acerca de la serie y sus encantos. El pasado jueves se me presentó la oportunidad ideal para verla y pensé que era el momento ideal para analizar su éxito.
Águila Roja nos propone un contexto histórico a diferencia de las habituales series de actualidad basadas en médicos, policías, periodistas,... También incorpora cierta carga de intriga y misterio al estilo de El Internado. El montaje es rápido y con ritmo, nada de narración lenta y pausada. Otro punto fuerte es su habilidad para trasladar el cómico ambiente de Los Serrano unos siglos atrás. La combinación de estos factores se traduce en una serie familiar, perfecta para el gran público.
Sin embargo, no todo son buenas noticias, lamentablemente. La adaptación histórica es facilona, nada seria y faltan medios por todos lados. El guión, poco respetuoso se aleja de todo rigor en pos de un ritmo fluido. Qué decir de los personajes trasladados de Santa Justa literalmente!! El tono general de las actuaciones es bastante flojo, destacando David Janer, que resulta deslucido y apático como el héroe/profesor. Únicamente Francis Lorenzo compone un personaje de altura con su Comisario.
En resumen, Águila Roja es un producto menor destinado a la familia, alejado de todo abismo de calidad y que se aferra a fórmulas ya conocidas... Su único mérito reconocible está en aunar estas recetas y trasladarlas siglos atrás, aunque sea de forma imperfecta. La superficialidad que destila nos hace añorar inolvidables series como Vientos de agua. Al menos su éxito y repercusión pueden animar la producción de más series históricas, algo es algo...
Realmente considero que el problema de este tipo de series radica en las cadenas de televisión, incapaces todavía de renunciar al pasado (los millones de audiencia no dejan ver el camino) y adaptarse a la fragmentación propia de la TDT, que es el panorama futuro. Canales como Nova, Neox, FDF,... deben dejar de ser instrumentos secundarios y cobrar importancia recogiendo productos de mayor calidad pero más segmentados. Cuatro y La Sexta no es que ayuden demasiado ya que su apuesta en este sentido es contradictoria... no basta con traer series de más allá del Atlántico y darles una o dos semanas de margen... hay que madurar más la decisión y después darles confianza...
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