La temporada final de Galactica no defrauda. El rumbo marcado en la T3 y las claves del éxito (actores, estética, enfoque ecléctico) se mantienen y desarrollan para conducirnos a la ansiada Tierra. No sin sorpresas por el camino, se resuelve esta serie inolvidable a la altura de las expectativas, con un toque iniciático y casi profético muy acertado.
Haciendo balance, me quedo con la fantástica T2, en mi opinión, auténtico recital. El aire desconocido pero omnipresente de los cylon era un factor vital del concepto Galactica. Sin embargo los guionistas optaron por desviarse de ese rumbo, perdiendo parte del carácter original, con el fin de explotar la compleja relación humanos-cylon. Esto, pese a todo, va en línea con la visión metafísica propia de esta serie y consigue un buen resultado.
Cayendo en la repetición, pero inevitable referencia, no hay duda de que el Comandante Adama (Edgard James Olmos) y la Presidenta Roslin (Mary McDonnell) son los pilares interpretativos de Galactica.
Fin, por tanto, de Battlestar Galactica, una serie para el recuerdo. Lástima que The Plan, la película lanzada posteriormente para explicar cosas no vistas principalmente en la T1 y T2, sea un simple consecución de imágenes sin mayor calado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario