Tras el cambio de rumbo en su carrera que supuso Hero, Zhang Yimou certificó su dominio del género de acción con La casa de las dagas voladoras, magnificando el sentido de lo estético y del color, apostando por un cine de paisajes naturales, tan bellos como idílicos.
Pocas películas en la historia del cine apostaron por semejante factura visual, y es que aquí todo, incluso batallas y luchas (tan imposibles como espléndidas) se ponen al servicio de la imagen.
Zhang Yimou siguió fiel a la musa de sus últimos años, Yiyi Zhang, a la que ha llevado a lo más alto del cine con sus películas.
En definitiva, un film destacado en la trayectoria de Zhang Yimou.
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