Christopher Nolan termina una de las grandes trilogías del cine con El caballero oscuro: la leyenda renace. Nolan ahonda en la oscuridad de su Batman, fabricando un film apocalíptico y angustioso, que no es una simple reedición de su apabullante El caballero oscuro. Aquí el planteamiento se desarrolla poco a poco, sin apenas acción, creando una atmósfera claustrofóbica creciente cuya solución se deja para el tramo final.
Nolan es un creador del más alto nivel, nos sumerge de nuevo en su personal y carismática visión de Batman, con facilidad, atrapándonos con su relato, que no obstante no carece de pequeñas imperfecciones, perdonables teniendo en cuenta la envergadura y calidad del proyecto.
Relato fundamentado en unos grandes personajes creados por Nolan y puestos en manos de un excelente reparto. Morgan Freeman, Michael Caine y Gary Oldman, repiten manteniendo el tono. Bale se ciñe a este Batman tan sólido e intenso a la perfección. Los nuevos, Joseph Gordon Lewitt y Anne Hathaway, están magníficos, al igual que Tom Hardy, que construye un nuevo malvado (Bane), que sin hacer sombra al inolvidable Joker (era prácticamente imposible) es un rival de altura. El más desdibujado de los papeles e interpretaciones, sin duda el de Marillon Cotillard.
Dos notas negativas únicamente.
Nolan demuestra de nuevo en la tercera parte de su trilogía que en ella no había espacio para romanticismos, o más bien que es incapaz de construir una historia de amor creíble, ninguna de las tres películas la tienen, su atención y esfuerzo estaban consagrados a otras partes de todas ellas, sin embargo las incluye en una innecesaria concesión al público general.
El final del film y por tanto de la trilogía, tiene otras concesiones, probablemente impropias del nivel de los tres films, de su oscuridad...
Aún así, más que recomendable verla...
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