J.J.Abrams continua su mala racha con Alcatraz. Una serie estrenada entorno a una gran campaña promocional que incluso logró su llegada inmediata a España, que desde el primer minuto de emisión comenzó a desilusionar al público.
Una premisa inicial dificilmente explicable, más bien forzada, es un lastre inicial importante que sin embargo Alcatraz solventaba en parte gracias a una lograda puesta en escena.
Pero hay más. Sorprende ver una serie de tanta envergadura con un reparto tan escaso y falto de carisma. Unos personajes poco trabajados, a los que apenas llegábamos a conocer, no ayudaban a los actores.
Y la estocada final para Alcatraz ha sido la autoconfianza. Convencida de ser un éxito, la serie quiso dosificar la trama para convertirse en procedimental de muchas temporadas que desgranara poco a poco la historia. Craso error, hacía falta más intensidad, más emoción, mucho más ritmo.
El anuncio de su cancelación no ha sorprendido a nadie.
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